jueves, 26 de julio de 2012

Pizza light, ¿es posible? MAITE ZUDAIRE


Las pizzas pueden ser light si se siguen unos sencillos consejos para cuidar los ingredientes que las componen y las cantidades que se añaden de algunos de ellos

-Las pizzas y los precocinados -como lasañas, empanadillas y croquetas- se cocinan en tiempo récord; el mismo que se tarda en preparar la mesa del comedor. Por eso, y por su sabor, son tentaciones de fácil alcance. Sin embargo, relajarse demasiado en la cocina puede ser perjudicial para la dieta. De ahí que, con la pizza en el horno, más de uno haya deseado que no fuese un alimento tan calórico. Incluso, que fuera un plato light. Ahora bien, ¿es posible? ¿Pueden ser las pizzas light? ¿Podemos preparar versiones de pizza más saludables y livianas en casa sin renunciar al sabor? La buena noticia es que sí. Hacer pizzas más ligeras es posible y muy fácil. En este reportaje se explica cómo aligerar la pizza desde la base hasta los ingredientes, se proponen distintos tipos de pizzas light e ideas para pizzas vegetales.

Cómo aligerar la pizza desde la base hasta los ingredientes
Una pizza bien compuesta se puede considerar una receta mediterránea saludable
La pizza, en su origen, se podría contemplar como una receta típica mediterránea saludable. La base, que es una masa harinosa, es como la del pan (harina, agua, levadura y sal), con la única diferencia de que a la masa de pizza se le añade un poco de aceite para que resulte más jugosa o crujiente.

En las pizzas industriales, en cambio, la base contiene a menudo más aditivos (grasas, azúcares) que suman calorías, e incluso, las hay rellenas de queso en sus bordes. La composición, en este caso, se aleja bastante de la original. Además, en cuestión de calorías, el asunto cambia porque la base ligera original de la pizza no se toma sola, sino acompañada de multitud de condimentos e ingredientes, que condicionan el valor nutricional del plato.

Por ello, para aligerar una pizza, lo importante es revisar los alimentos que la componen y las cantidades que se añaden de cada uno de ellos, al menos, de los más "problemáticos".
1. La base. Para elaborar medio kilo de masa, se necesita harina, agua, levadura, sal y un máximo de dos cucharadas de aceite de oliva virgen. Esta cantidad es suficiente para preparar unas cuantas pizzas, por lo que se puede congelar la cantidad que no se emplee. Preparar la masa en casa es fácil, e incluso, se puede hacer más saludable si se escoge harina integral. Si se compra la masa, conviene fijarse en la lista de ingredientes y adquirir la más fiel posible a la receta original. Cuantos menos ingredientes extras y aditivos añadidos contenga, más sana y ligera será la base. Del mismo modo, cuanto más fina sea la masa, más semejante será la pizza a las recetas originales italianas, que permiten apreciar mejor el sabor de los demás ingredientes.

2. El queso. Con frecuencia, es el ingrediente del que se abusa y, por su composición, el que aumenta el valor energético de las pizzas. Añadir más queso hace que la pizza resulte muy jugosa, pero a base de grasas saturadas y colesterol, al tiempo que se anula o enmascara el sabor del resto de ingredientes. Si la masa es fina, basta con elegir un queso de calidad (puede ser graso si se añade poca cantidad, aunque los hay con menos grasa, basta leer las etiquetas) y espolvorear y repartir bien por toda la pizza. En su justa cantidad, sumará jugosidad y respetará el sabor del resto de componentes. Si se usan los quesos muy grasos (como el azul), los que llevan nata o los muy curados, la pizza ya no entraría en la categoría "light" (salvo que se añadan a modo decorativo, es decir, en muy poca cantidad).

3. Los embutidos. Bacón o panceta, chorizo o pepperoni (un embutido típico en las pizzas, parecido al salami), salchichón, salchichas, sobrasada... son ingredientes de los que convendría prescindir si se pretende una pizza más ligera. Por su propia naturaleza, todos estos alimentos, aunque sea en poca cantidad, aportan bastantes calorías por su alto contenido en grasas y también en proteínas. Para sustituirlos, las mejores opciones son las carnes magras (como la de ternera, pollo o pavo) desmenuzadas o picadas, el jamón magro (sin el tocino) o un rico ibérico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario