Las pizzas pueden
ser light si se siguen unos sencillos consejos para cuidar los ingredientes que
las componen y las cantidades que se añaden de algunos de ellos
-Las
pizzas y los precocinados -como lasañas, empanadillas y croquetas- se cocinan en
tiempo récord; el mismo que se tarda en preparar la mesa del comedor. Por eso, y por su sabor, son
tentaciones de fácil alcance. Sin embargo, relajarse demasiado en la
cocina puede ser perjudicial para la dieta. De ahí que, con la pizza en el
horno, más de uno haya deseado que no fuese un alimento tan calórico. Incluso,
que fuera un plato light. Ahora bien, ¿es posible? ¿Pueden ser las pizzas
light? ¿Podemos preparar versiones de pizza más saludables y livianas en casa
sin renunciar al sabor? La buena noticia es que sí. Hacer pizzas más ligeras es
posible y muy fácil. En este reportaje se explica cómo aligerar la pizza desde
la base hasta los ingredientes, se proponen distintos tipos de pizzas
light e ideas para pizzas vegetales.
Cómo aligerar la
pizza desde la base hasta los ingredientes
Una pizza bien
compuesta se puede considerar una receta mediterránea saludable
La pizza, en su
origen, se podría contemplar como una receta típica mediterránea saludable. La
base, que es una masa
harinosa, es como la del pan (harina, agua, levadura y sal), con la única
diferencia de que a la masa de pizza se le añade un poco de aceite para que
resulte más jugosa o crujiente.
En las pizzas
industriales, en cambio, la base contiene a menudo más aditivos (grasas,
azúcares) que suman calorías, e incluso, las hay rellenas de queso en sus
bordes. La composición, en este caso, se aleja bastante de la original. Además,
en cuestión de calorías, el asunto cambia porque la base ligera original de la
pizza no se toma sola, sino acompañada de multitud de condimentos e
ingredientes, que condicionan el valor nutricional del plato.
Por ello, para
aligerar una pizza, lo importante es revisar los alimentos que la componen y
las cantidades que se añaden de cada uno de ellos, al menos, de los más
"problemáticos".
1. La base. Para
elaborar medio kilo de masa, se necesita harina, agua, levadura, sal y un máximo
de dos cucharadas de aceite de oliva virgen. Esta cantidad es suficiente para
preparar unas cuantas pizzas, por lo que se puede congelar la cantidad que no
se emplee. Preparar
la masa en casa es fácil, e incluso, se puede hacer más saludable si
se escoge harina integral. Si se compra la masa, conviene fijarse en la lista
de ingredientes y adquirir la más fiel posible a la receta original. Cuantos
menos ingredientes extras y aditivos añadidos contenga, más sana y ligera será
la base. Del mismo modo, cuanto más fina sea la masa, más semejante será la
pizza a las recetas originales italianas, que permiten apreciar mejor el sabor
de los demás ingredientes.
2. El queso. Con
frecuencia, es el ingrediente del que se abusa y, por su composición, el que
aumenta el valor energético de las pizzas. Añadir más queso hace que la pizza
resulte muy jugosa, pero a base de grasas saturadas y colesterol, al tiempo que
se anula o enmascara el sabor del resto de ingredientes. Si la masa es fina,
basta con elegir un queso de calidad (puede ser graso si se añade poca
cantidad, aunque los hay con menos grasa, basta leer las etiquetas) y
espolvorear y repartir bien por toda la pizza. En su justa cantidad, sumará
jugosidad y respetará el sabor del resto de componentes. Si se usan los quesos
muy grasos (como el azul), los que llevan nata o los muy curados, la pizza ya
no entraría en la categoría "light" (salvo que se añadan a modo
decorativo, es decir, en muy poca cantidad).
3. Los embutidos. Bacón
o panceta, chorizo o pepperoni (un embutido típico en las pizzas, parecido al
salami), salchichón, salchichas, sobrasada... son ingredientes de los que
convendría prescindir si se pretende una pizza más ligera. Por su propia
naturaleza, todos estos alimentos, aunque sea en poca cantidad, aportan
bastantes calorías por su alto contenido en grasas y también en proteínas. Para
sustituirlos, las mejores opciones son las carnes magras (como la de ternera,
pollo o pavo) desmenuzadas o picadas, el jamón
magro (sin el tocino) o un rico ibérico.
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